Cómo tratar la afección inflamatoria crónica de la piel
La afección inflamatoria crónica de la piel es imprevisible y difícil de
soportar. Pero es posible aliviar el picor y la sequedad de la piel, para
prevenir el riesgo de recaída. En resumen, para controlar y espaciar los
brotes. Veamos estas soluciones que pueden cambiar tu vida
Una terapia adaptada a TU afección inflamatoria crónica
de la piel
Cada persona tiene su propia rutina, adaptada en función de varios
criterios: la gravedad de la afección, la zona afectada, su estilo
de vida y el impacto de la afección en su vida diaria. Ciertas
contraindicaciones y los antecedentes familiares también pueden
influir en la elección de la estrategia de terapia. Por lo tanto, es
esencial una relación de confianza con tu médico. Esta
personalización de la terapia es esencial para el mejor alivio
posible de la afección inflamatoria crónica de la piel y para
mejorar tu calidad de vida.
ASESORAMIENTO AMABLE (Y EXPERTO)
“El manejo terapéutico se basa
en el uso de terapias localizadas en las formas leves y ligeramente
debilitantes, que pueden combinarse con [medicamentos] reservados para
las formas moderadas y graves”.
Enfoques complementarios para la terapia de
la afección inflamatoria crónica de la piel
El primer paso en la terapia de la afección inflamatoria crónica
de la piel es evitar los factores desencadenantes: según el caso,
pueden ser el sol, el estrés, etc. Tu dermatólogo te propondrá
alternar fases de terapia de brotes y de mantenimiento más ligero.
En la fase de reagudización, se prescriben terapias localizadas:
dermocorticoides o análogos de la vitamina D3. En caso de
resistencia a estos últimos, se utilizan medicamentos generales
(retinoides, metotrexato, ciclosporina, apremilast). La fototerapia se
utiliza para blanquear las lesiones de la piel. Las sesiones se realizan
tres veces por semana durante dos meses. El maquillaje adecuado, las
terapias de spa, los seguimientos médicos regulares, la atención
psicológica y la relajación también mejoran la
experiencia de la afección.
Los emolientes reducen la sequedad de la piel (xerosis), y calman la
irritación y el picor (prurito). Son muy útiles para
los pacientes cuyas terapias resecan la piel (retinoides orales y
terapia PUVA).
Estas cremas hidratantes se utilizan durante los brotes en combinación
con terapias localizadas. Estos emolientes deben aplicarse a diario
para lograr la máxima eficacia en la terapia de la afección
inflamatoria crónica de la piel.
Trata adecuadamente la afección
inflamatoria crónica de la piel de tu niño
Aunque es poco frecuente, los niños
pueden desarrollar afección inflamatoria crónica de la
piel. Es importante evitar que la piel de tu niño se reseque
hidratándola de forma suave y regular. Elige geles sin jabón
y productos con pH neutro. Estos respetan la película hidrolipídica
y secan la epidermis. Otro consejo es que te asegures de que el agua de
la ducha o del baño de tu niño esté tibia. El agua
caliente favorece la sequedad de la piel y activa la irritación,
y, por lo tanto, la afección inflamatoria crónica de la
piel. También se recomienda el apoyo psicológico a los niños
para limitar el impacto en su bienestar.
El frío, el sol... ¡consejos
para una piel resistente!
Para proteger tu piel de las agresiones externas:
Limita el tiempo que pasas en la ducha a entre 5 y 10 minutos. Si
el agua es demasiado dura, resecará la piel, así que
utiliza productos de higiene suaves sin jabón.
Después de la ducha, aplica un producto emoliente. Elige
productos hidratantes sin perfume desarrollados para pieles sensibles.
El sol puede ser beneficioso, pero también puede ser
perjudicial. La aplicación de una crema solar también
protegerá tu piel, especialmente si la afección
inflamatoria crónica de la piel afecta a tu rostro.