El eccema de contacto es una reacción alérgica que provoca una irritación
localizada de la piel. Esta afección inflamatoria se produce cuando la piel
entra en contacto con una sustancia alergénica que debe evitarse en la
medida de lo posible. Existen soluciones para proteger tu piel de la
hipersensibilidad y la irritación.
Cuando se produce un eccema de contacto, los síntomas varían
de una persona a otra. Pero, en todos los casos, el primer signo es el
eritema (enrojecimiento), a veces seguido de edema (hinchazón). A
continuación, aparecen vesículas (pequeñas ampollas) y
supuración debido a la rotura de las ampollas. En los párpados,
el rostro y los genitales, la piel se hincha y se enrojece. El eccema de
contacto es especialmente intenso en las manos y los pies debido a la
fricción habitual. Los brotes no dejan cicatrices, a menos que la
piel permanezca en contacto con la sustancia alergénica. En este
caso, el eccema se vuelve crónico: la piel se engrosa y se agrieta.
ASESORAMIENTO AMABLE (Y EXPERTO)
“En caso de manchas
recurrentes y con picor en el rostro o en las manos, puede tratarse de
un eccema de contacto, por lo que habrá que consultar a un
dermatólogo”.
Esta sensibilidad cutánea está causada
por las sustancias alergénicas de nuestro entorno:
Sustancias alergénicas: compuestos metálicos
(níquel), compuestos químicos de la ropa (tinte, cuero,
etc.), conservantes (cosméticos, pinturas, líquidos de
lavado), cremas antibióticas y antihistamínicas, bálsamo
del Perú, apósitos adhesivos, plantas, látex, etc.
Fotoalérgenos que desencadenan el eccema de
contacto al exponerse al sol: medicamentos (antibióticos, diuréticos,
ansiolíticos), ciertas aplicaciones contra las infecciones fúngicas
del cabello, las uñas y la piel, perfumes y aceites, cremas
solares y productos de higiene.
Una reacción en dos partes
La reacción epidérmica del eccema de contacto tiene lugar en dos fases:
La fase de sensibilización.
Puede durar desde unos días hasta unos años. La
sustancia alergénica penetra en la piel, que se vuelve
sensible. En respuesta, su sistema inmunitario se activa: no
aparecen síntomas, pero sus células han estado
expuestas al alérgeno.
La fase de revelación.
La piel se encuentra con la sustancia alergénica por segunda
vez. Cuando el sistema inmunitario se activa, los síntomas
no tardan en aparecer. La alergia comienza en el punto de contacto
y se extiende. El eccema de contacto se produce entre 24 y 48 horas
después de la exposición.
ASESORAMIENTO AMABLE (Y EXPERTO)
El tobillo, el rostro... ¿cómo
encontrar al culpable?
El eccema de contacto puede aparecer en
varias partes del cuerpo en los días siguientes a la exposición
al alérgeno. El eccema de contacto en la muñeca, el lóbulo
de la oreja o el abdomen es típico de una reacción al níquel
(que se encuentra en joyas, relojes y botones, a pesar de su prohibición
en Europa). En las manos, suelen intervenir los conservantes de los
productos de higiene o cosméticos. En el cuerpo, el alérgeno
puede encontrarse en los líquidos de lavado. En los pies, los
componentes (formaldehído, pegamento, goma, látex, etc.)
de los zapatos suelen ser la causa de la reacción. Para el
rostro, puedes buscar perfumes y conservantes que se encuentran en las
cremas y el maquillaje. En los genitales, el eccema de contacto suele
provenir de los preservativos (látex) o de las cremas
depilatorias.
Las mejores prácticas para calmar el eccema de
contacto
La mejor manera de evitar el eccema de contacto es quitar la sustancia alergénica.
Para calmar tu piel y protegerla de la sequedad, utiliza productos
ultraenriquecidos, sin jabón. Una crema emoliente varias veces al día
mantiene un buen nivel de hidratación y reconstruye la barrera cutánea.
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